¿Qué hacemos? ¿Mugimos o embestimos?

Nuestra Patria se encuentra en este momento histórico en una encrucijada que pone a prueba la voluntad de resistencia y de defensa propia de sus hijos y sus hijas. No se trata solamente de desmanes solapados del Invasor ejecutados por traidores que han optado por desempeñar el papel no solo de lacayos, sino incluso de verdugos. Se trata nada menos que de abusos y ofensas abiertas, sin intento alguno de disimulo. Se trata de la decisión del Invasor de estrujarle en el rostro a la Patria, en presencia de quienes se supone la defendamos, la desnuda realidad de que se adueñó de ella y la ultrajó por la fuerza de las armas.

Así es, se trata de que ese Invasor nos recalca que del mismo modo que nos invadió permanece aquí, en nuestro territorio nacional y tranquilamente nos explota. De eso es de lo que trata esta encrucijada en la que estamos acorralados y en la que el Invasor nos ordena, nos exige, nos ofende, nos vapulea y nos amenaza.

En esta encrucijada, el Invasor nos ordena que seamos nosotros mismos quienes desmantelemos para beneficio de los suyos nuestras más preciadas instituciones; nos exige bajo amenazas que tomemos decisiones que irían en menoscabo de nuestro bienestar general y nos sumirían en el caos social y en la debacle económica.

Se trata de una situación similar a la de un hogar que ha sido invadido por depredadores que bajo amenazas les exigen a los miembros de la familia que les satisfagan todas sus necesidades de todo tipo.

Ante esta bochornosa situación, ¿qué habremos de hacer los herederos de Betances y de Pachín Marín; de Mariana Bracetti, de María Mercedes Barbudo; de Albizu y de Filiberto; de Lolita Lebrón y de Olga Viscal ante tan viles atropellos? ¿Mugir “como el toro acorralado” o embestir “como el toro que no muge” [De Diego]?