Dice el ventrílocuo del norte: No permitiré derogar leyes que los perjudican a ustedes si a nosotros nos benefician.

Los administradores coloniales y su ventrílocuo del norte saben lo cómodos que, en general, nos sentimos en esta colonia y no les cabe la menor duda de que pueden tomarnos el pelo a su antojo sin el menor riesgo de enfrentar sublevación de clase alguna.

Las escasas muestras de aceptación de esta afirmación la confirman.