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¿INDEPENDENCIA A LA TRÁGALA?

Examinemos con cuidado lo que recién ha estado ocurriendo y ocurra en Puerto Rico y en la metrópoli en el ámbito político por si los mismos apuntan o sugieren apuntar hacia la probable decisión de la clase dominante yanqui de deshacerse de nuestro territorio nacional por verlo ya como puro bagazo.

Is there a subliminal message in WAAPR?

I wonder if a book titled “WAR AGAINST ALL PUERTO RICANS” that is aimed at the U. S. market amidst a xenophobic campaign, carries with it a sort of subliminal message.

Maybe that likely subliminal message explains the book’s extraordinary success in the metropolis. Its success here in Puerto Rico, despite its numerous fallacies, is due to the joy that such a title brings to those who see its large uppercase white letters against a red background from another perspective: that of a colonized people who, for that very reason, behave the way they do.

One may wonder, on the other hand, how a book titled WAR AGAINST ALL JEWS, with large, uppercase white letters against a red background, full with lies and illustrated with the inert bodies of Jews that have bled to death would be received.

And following that line of questioning, how would Black people in the U. S. react to a book with a cover designed the same way and also with defamatory lies, but titled “WAR AGAINST ALL AFROAMERICANS” and illustrated with the corpses of Black people laying around? Would they praise it before a monument erected in memory of Paul Robeson, Martin Luther King, or Malcolm X?

¿Hay un mensaje subliminal en WAAPR?

¿Llevará un mensaje subliminal un libro con el título de “WAR AGAINST ALL PUERTO RICANS” dirigido al mercado de Estados Unidos en medio de una campaña xenófoba en ese país?

Tal vez ese probable mensaje subliminal explique la acogida que ha tenido el libro en la metrópoli. Su acogida acá en Puerto Rico, a pesar de sus numerosas falsedades, se debe al regocijo que semejante título les causa a quienes ven sus grandes letras mayúsculas blancas sobre fondo rojo desde otra perspectiva: la de un Pueblo colonizado que, por eso mismo, es como es.

Cabe indagar, por otra parte, qué acogida tendría allá mismo un libro de título “WAR AGAINST ALL JEWS”, en letras mayúsculas grandes y blancas sobre fondo rojo, repleto de falsedades y, abajo, cuerpos inertes de judíos desangrados…

Y, siguiendo esa línea inquisitiva, ¿cómo reaccionaría la gente negra de Estados Unidos a un libro de título diseñado de modo similar y con falsedades difamatorias, pero que aludiera a WAR AGAINST ALL AFROAMERICANS y estuviera ilustrado con los cadáveres de personas negras regadas por el pavimento? ¿Lo presentarían ante un monumento erigido a Paul Robeson, a Martin Luther King o a Malcolm X?

Sobre la novela: Guerra contra todos los puertorriqueños

El profesor Héctor Meléndez, de la Universidad de Puerto Rico, ha publicado en el periódico digital Diálogo, órgano de esa entidad pública, una interesante disertación la cual lamentablemente no es aplicable, como no sea muy limitadamente, al guión novelado del autor a quien se propone defender.

Procede destacar en primer lugar que el problema que la obra dramática del político y cineasta Nelson Denis plantea no es el que contenga exceso de “errores”. El problema es que tiene exceso de datos falsos, a algunos de los cuales ya aludí aquí mismo (“War Against Who?”) y en el semanario Claridad (“¿Guerra Contra Quién?”).

Una característica menos grave es el hecho de que a sabiendas imprime en la mente de tal vez no pocos lectores la idea de que nadie antes había informado al público sobre “la brutal represión que cayó sobre Pedro Albizu Campos y los nacionalistas” ―y a eso opto por agregar: y contra no nacionalistas también. Digo “a sabiendas” toda vez que cita a varios de los autores que hemos escrito sobre ese tema o los menciona en su bibliografía.

En lo que al título respecta versus lo que falsa e innecesariamente el autor del libro le atribuye a E. Francis Riggs, la forzada explicación que el autor posteriormente improvisó en el sentido de que alteró la cita porque los puertorriqueños hemos estado sujetos a un cierto tipo de guerra a muerte por diferentes flancos podría ser aceptable, pero como cuestión de retórica. Precisamente, esa posibilidad hace aún menos necesaria la distorsión de lo que de hecho dijo Riggs. Es decir, si el concepto de la “guerra contra todos los puertorriqueños” hubiera estado en la mente del autor desde el principio del modo que lo explica, habría podido citar fielmente lo que el periódico La Democracia le atribuyó a Riggs y luego aludir a que éste no cumplió lo que dijo que haría.

Por otra parte, me sorprende sobremanera que el profesor Meléndez afirme que gran parte de las críticas al libro que defiende “puede deberse a lo maltrecha que queda la imagen de Muñoz Marín”, etcétera. Me sorprende porque desde el inicio de la década de los 80, o sea, unos 35 años atrás, comencé a divulgar datos por diversos medios sobre los hallazgos de mi investigación sobre la persecución de Albizu por Muñoz y su PPD, sobre su tortura y asesinato y sobre el papel de Muñoz Marín como lacayo del FBI en particular y del gobierno estadounidense en general. Este es un hecho del cual el autor del libro en cuestión no está ajeno, aunque actúa como si lo estuviera. Incluso publiqué un libro en septiembre de 1994 bajo el título Locura por decreto: El papel de Luis Muñoz Marín y José Trías Monge en el diagnóstico de locura de don Pedro Albizu Campos.

No es sostenible tampoco la insinuación, bastante directa por parte de algunos defensores del libro, en el sentido de que las críticas surgen meramente del hecho de que el autor es nacido, criado y educado en la Ciudad de Nueva York y los boricuas de acá estamos prejuiciados contra la diáspora. Cierto es que existe ese prejuicio en algunas personas, pero en lo que a este autor respecta, el recurso no es utilizable porque por alrededor de 15 años fui parte de esa comunidad puertorriqueña en las entrañas del monstruo. Fue allí donde opté por internarme en el campo de las letras con el fin de utilizar la palabra escrita como arma en la lucha por nuestra liberación nacional.

Ahora bien, no sólo es digno de observación lo que un autor opta por mencionar en un libro de contenido histórico y algunos de otra índole, sino, además, lo es lo que opta por omitir. En el libro que el profesor Meléndez defiende, el autor alude al caso Rhoads, el cual desenterré desde fines de la década de los 70, pero omite los datos que implican a la Fundación Rockefeller ―la misma que pagó mis estudios de Maestría en la Universidad de Fordham― en el encubrimiento del caso no sólo allá para 1932, sino incluso en los ‘80 en respuesta a preguntas que les formulé a altos funcionarios de esa entidad.#

 

Cuña de un mismo palo

nelson_denis

¿Cuánto más le tomará al cineasta Nelson Denis dar el salto a Cuba?…

 

Me lanza lodo apologeta de Nelson Denis

El ciudadano presuntamente puertorriqueño Eduardo Alberto González-¿? sale en defensa del político neoyorkino Nelson Denis ante las fundamentadas críticas que como escritor he hecho del contenido de su libro y, aunque indica en su página de Facebook ser una persona con especializada formación académica universitaria, recurre a ello mediante la vulgar técnica del lanzamiento de lodo.

A Eduardo no sólo le disgusta mi selección del contenido hacia el cual llamo la atención de los lectores, sino que me condena por haber sido premiado para estudiar en la Universidad de Fordham con una beca de la Fundación Rockefeller, entidad que yo mismo luego expuse ante el mundo como una de las encubridoras de los asesinatos que cometió en Puerto Rico el asesino en serie Cornelius P. Rhoads. Opta el defensor de Denis por omitir el hecho de que yo mismo di a conocer –en la contraportada de uno de mis libros sobre el caso– que esa Fundación me otorgó una beca a través de Aspira de América, Inc. cuando todavía no sabía yo del papel de la Fundación en el caso Rhoads. De ese modo, Eduardo deja la impresión de que es un dato secreto que él y los suyos acaban de descubrir. (Lo que no he publicado hasta este momento es que obtuve esa beca como resultado de competir con miles de solicitantes de P. R. y todas las provincias de Estados Unidos).

Cuando expuse ese caso y a sus encubridores en febrero de 1982 por medio de la Revista del Colegio de Abogados de Puerto Rico, Nelson Denis ya era abogado, pero guardó silencio a pesar de que el asunto fue noticia en el diario Daily News de la ciudad de Nueva York, donde nació, se crió y estudió. Ahora en el 2015, Nelson Denis volvió a dejar afuera a esa Fundación en el libro que Eduardo defiende con sus bajunos ataques personales. Por supuesto, es comprensible que Denis guarde silencio, pues se trata de una muy influyente entidad con sede en esa ciudad donde él se desempeña como político electoral.

Por carecer de argumentos de persona inteligente con los cuales refutar mis señalamientos en torno al contenido del notorio libreto de Denis, Eduardo recurre a catalogarme de “vago profesional”. Si él se refiera a los años de desempleo que tuve como consecuencia de la persecución política de la que fuimos víctimas tantos independentistas, resulta evidente que le queda mucho que aprender sobre la historia política de nuestra patria durante las décadas entre los 60 y los 90. Por otra parte, si dedicarse alguien a escudriñar documentos viejos y a entrevistar de verdad a fuentes confiables a las que luego cita e identifica y a compartir por todos los medios posibles los hallazgos de sus investigaciones es ser “vago profesional” no hay duda de que lo soy.

Desconoce Eduardo Alberto González-¿? los resultados que trajo mi investigación del caso Rhoads. “¿Qué resultados reales trajo la investigación de Rhoads por Aponte-Vazquez?” se pregunta retóricamente. Algunos resultados, Eduardo, fueron el conocimiento que del mismo tienen hoy día miles de personas, incluyendo a aquellas que insisten en hacer creer que ese asesino no cometió los asesinatos que confesó. El propio Denis se nutrió de mis investigaciones. Además, corre de boca en boca mi teoría de que Rhoads fue el autor intelectual de la muerte de Albizu, asunto que llevé ante la ONU en 1984 y traje ante la opinión pública nacional. (Por cierto, ¿qué hizo o siquiera dijo sobre eso Denis?) Ambos asuntos son hoy de conocimiento internacional gracias a que los desenterré y a duras penas los publiqué. De no ser por mis investigaciones, Eduardo, ni tú ni tu amigo siquiera mencionarían a Rhoads ni la irradiación de Albizu.

Finalmente, el hecho de que ni Rhoads ni la Fundación “pagaron” por sus crímenes se debe a la conspiración que surgió para su encubrimiento y a la renuencia del secretario de justicia de Puerto Rico de seguir adelante con la investigación luego de que por solicitud y a insistencias mías reabrió el caso cuando todavía vivía uno de los cómplices.

Fallaste, Eduardo; tu lodo no me alcanza.

Donovan, Cosby, Booth, Denis…

Entre 1973 y 1975, el abogado y espía profesional William Cosby fue director de la CIA y, al igual que el abogado y cineasta Nelson Denis, fue abogado corporativo en el bufete que en 1929 fundó William Donovan, considerado el “Padre” de esa notoria agencia de espías. Es muy probable que Denis, graduado de Derecho en 1980, se haya enterado de la existencia del militar y espía Waller Booth, a quien menciona erráticamente (http://www.vieques1910-1950.com/Comentando.html) en su libro, debido al estrecho vínculo de ambos ―en épocas distintas― con este ambiente de espionaje. El bufete de Donovan cesó operaciones en 1998.

El otro Nelson

Hace poco más de un siglo nos invadió Nelson Miles dizque para liberarnos del imperio español y traernos las bendiciones de su democracia. Ahora nos invade un libro de otro Nelson cuyo propósito nos dice que es el de rescatarnos de la profunda ignorancia de nuestra Historia; ilustrarnos; revelarnos con su humildad y generosidad todo lo que, vilmente, nadie se había ocupado de decirnos. Como Pueblo, en uno y otro momento nos hemos creído eufóricos el cuento.

An insulting letter from organicfarm.net regarding Nelson Denis’s book

I have received the following letter from an ignorant reader who has written on behalf of www.organicfarm.net, but who does not identify him or herself:

Pedro,

I read with interest your review about Nelson Denis’ WAAPR.

I am always in favor of constructive criticism. Unfortunately, your
comments lacked any positive sentiment whatsoever. Your criticisms also
lacks evidence, and you don’t shy away from insulting everyone who
disagrees with you. All of these anomalies have one thing in common:
they have nothing to do with constructive criticism.

Fortunately, Nelson Denis’ book will have a major impact on pretty much
anyone who will read it. The essence of it’s content is clear,
self-evident and un-refutable.

If I were you, I would feel ashamed for the public ad hominem attack of
such an important piece of literature and an author who has worked
diligently to bring out the truth. If you would have any integrity at
all, you would have disclosed your doubts to him in private. But you
preferred to not contain your envy and you attacked him publicly.
Needless to say that this will happen to you from now onward for the
rest of your life: people will remember your unprofessional public
review of Nelson’s book and they will let you know what they feel/think
about you.

You claim several things in your comment, and not a single one of your
claims is backed up in any way. No wonder why most readers consider your
comments to be envious.

The historical facts surrounding E. Francis Riggs are crystal clear: he
was a violent U.S. nationalist who not only hated Puerto Ricans but
anyone whom he could not control. His career consisted of oppressing,
intimidating, torturing and murdering people – even long before he was
appointed Chief of Police PR in 1933. Rigg’s expected role was to murder
whoever opposed U.S. dictatorship, and his murders in Nicaragua, amongst
other places, made him “qualified” to cause terror in PR. And this is
the person you defend by doubting his saying “WAAPR”?

Although Rigg’s track record perfectly matches the quote, you provide no
evidence that he never uttered the infamous sentence quoted by N. Denis.
Where is your evidence? If anyone doubts your unfounded and
unsubstantiated criticism, you just lash out at them. But if you read
your own comments again, you will find that you didn’t offer a single
proof of any of your claims.

Overall, the tone of your comment is just sour grapes and envy, with
absolutely no positive intent. This is the main message most people will
read whenever they will read your “review” of WAAPR.

What is also disturbing is that you not only offend the author of WAAPR,
you also offend all those free thinkers and historians who DO embrace
the book.

If you would be sincere or professional, you would either publicly
apologize (which I am sure you can’t because your pride won’t allow you
to do so) or you would make a summary of your claims and bring them all
up to the author in private. But you don’t have enough character to do
so, so you lash out in public. Do you ever realize how much arrogance
and envy you have in your heart? How would you feel if people would
start to discredit you in public the way you discredited Nelson Denis
and anyone who considers his book to be excellent?

Contrary to yet another of your false and unethical accusations, some
minor or supposed discrepancies of WAAPR were brought to the attention
of the author, and he indeed publicly mentioned that he would consider
all critiques and make sure to correct whatever may need to be corrected
in his next edition and/or the Spanish version. Although your accusation
is clearly false, and there is recorded public evidence (which you could
find within minutes if you would really care) of Nelson Denis’ open ear
to constructive criticism, you still prefer to not see this truth or
reality. Can’t wake a man who’s pretending to sleep… or determined to
remain unethical and envious!

Although my work of activism is primarily through the medium of
agriculture and I usually avoid political issues by all means, your
comments inspired me to promote Nelson Denis’ book. For that I thank
you. There is no doubt in my mind that this book will have more impact
than any other PR history book ever written, and the more you will spit
at it, the more people will spit at you.

Regards,
Sadhu
www.organicfarm.net

This anonymous person concludes that, because I defend truth by pointing out that E. Francis Riggs didn’t say something that Nelson Denis affirms that he said, I’m thus defending Riggs.

Furthermore, that person insults me for publicly calling the attention of readers to some of the many errors in Denis’s book as is my duty as a historian specialized in some of the aspects the book covers. As a matter of fact, Denis obtained data from some of my books and from those of others who have also pointed out errors publicly.

I abstain from insulting that shy person back ―at least, for the time being― because I’m sure that such behavior is due to stark ignorance. In turn, I rather submit the following pieces of evidence in support of the historical facts regarding Riggs’s actual expressions:

http://pedroapontevazquez.com/e-francis-riggs-y-la-masacre-de-rio-piedras-1935/

 

Conjetura

“Como consecuencia de la rebelión indígena, gran parte de la población indígena murió y los que no murieron se refugian en la cordillera central o en las antillas menores, y algunos, muy pocos quedaron sometidos a los españoles”.

<http://elnegritoestaloco.com/2015/05/25/primer-repartimiento-de-indios-en-puerto-rico/>.

De estos últimos, añado, son gran parte de los genes de los antepasados de quienes hoy abogan por la colonia y la culminación del coloniaje: la mal llamada “estadidad”.