Ángelo Falcón: NO ESCRIBÍ PARA HACER DINERO, SINO PARA CONCIENCIAR ―Y LO LOGRÉ
octubre de 2002. (Primera Hora).
Cuando estaba en la creencia de que ya se había disipado el asunto del notorio libro de Nelson Denis, acabo de tropezarme con un artículo del pasado mes de julio en el cual su autor, en vano empeño por refutar las sobrias y debidamente documentadas críticas que ha recibido el libro, recurre al igual que otros ―acá y allá― a caerle arriba al mensajero.
Ángelo Falcón, boricua residente en Nueva York, me ha atribuido la baja pasión de la “envidia” como el motivo por el cual he defendido a don Pedro Albizu Campos de los vituperios de los que fue objeto en el libro War Against All Puerto Ricans, así como por haber señalado que el mismo contiene datos intencionalmente falsos sobre personajes y sucesos de la historia de Puerto Rico.[i]
Anteriormente he respondido a semejantes ataques personales con la cortesía y la elegancia que siempre he procurado que caractericen mis escritos, pero en esta ocasión opto por prescindir de ambas. Así lo he decidido porque la cortesía en mis respuestas parece haber envalentonado a especímenes como Falcón, cuyo resumé le sugeriría a cualquier persona prudente conocedora de la dinámica política y comunitaria de esa gran ciudad, que durante los pasados 30 años no ha sido otra cosa que un “poverty pimp”; un “chulo de la pobreza” de los que abundaron en esa ciudad desde la década de los 70.
Comienza el presidente y co-fundador del National Institute for Latino Policy (NiLP) con el disparate de que “tal parece que Denis está enfrentando una crítica hostil, pero no de la derecha, como uno esperaría, sino [¡]de la izquierda puertorriqueña en la Isla!”[ii] ―así, con signo de admiración. Ahora bien, ¿por qué se asombra alguien de que sea “la izquierda” y no “la derecha” la que salga en defensa de Albizu y de la historia del Partido Nacionalista de Puerto Rico-Movimiento Libertador y de Puerto Rico mismo? Él no lo dice. ¿Acaso será porque no conoce la política en Puerto Rico tan bien como la que se da en Nueva York? No lo creo. La razón podría ser que desconoce los pormenores pertinentes a los asuntos específicos que se le señalan a su protegido; es decir, que no se ha interesado en conocer la vida de Albizu, de sus luchas, de su persecución.
Más adelante alude a mi artículo “¿Guerra contra quién?” y al de Iris Zavala Martínez de título “Una Mirada Crítica a War Against All Puerto Ricans de Nelson Denis” y se pregunta a qué puede deberse esta reacción. ¿Cuál reacción? ¿La de boricuas residentes en la Isla quienes, por conocer la represión yanqui por haber sido víctimas de la misma además de haberla documentado, hemos optado por ejercer nuestro derecho a criticar libremente la obra en la que un autor ―sea quien sea― distorsiona aspectos de nuestra historia?
A renglón seguido alega este boricua, miembro de “numerosas juntas de organizaciones cívicas”[iii] de Nueva York que “Una explicación es que Denis, como nuyorican, cruzó la línea al escribir sobre un asunto que es visto como exclusivo de la izquierda en Puerto Rico”. Dice que “es visto como exclusivo de la izquierda en Puerto Rico”, pero sin decir quiénes lo ven así.[iv] Para alguien que se lucra de explotar para propio beneficio las relaciones entre hispanos en general y entre la diáspora boricua y los residentes de la Isla en particular, nada edificante ni conciliatoria es esa infundada crítica a lo que denomina “la izquierda en Puerto Rico” en obvia alusión a quienes abogamos por la independencia de nuestra patria.
El presunto “poverty pimp” de estos tiempos se guilla de psiquiatra y afirma sin encomendarse a nadie que “otra [explicación] es que se debe a envidia debido al gran éxito de Denis en mercadear el libro y sus ideas tan ampliamente”.[v] A estas alturas, este sujeto y que sepa, ninguno de los otros apologetas de Denis, ha hecho el menor intento de refutar siquiera uno de los señalamientos que he hecho y que otras personas han hecho respecto de las falacias de su libro; no he dicho “errores”, sino falacias y ya antes dije que fueron intencionales.
Sabemos, desde luego, que “el ladrón juzga por su condición”. Por consiguiente, es de esperarse que alguien que aparenta ser un “chulo de la pobreza” piense en términos así de egoístas ante unos sólidos señalamientos que ansía desacreditar, pero para lo cual carece totalmente de argumentos inteligentes por falta de información. Este individuo es incapaz de suponer que cuando una persona que lucha por la independencia de su patria opta por utilizar la palabra escrita como método de lucha ―y eso es lo que he hecho durante décadas tanto en mi país como en la Ciudad de Nueva York―, lo que interesa es divulgar información por todos los medios a su alcance aunque en el proceso incluso incurra en pérdidas económicas y encima sea objeto de persecución política. Ese proceder, por supuesto, no cabe en el recinto mental de quien ha hecho de la explotación de la pobreza y de su exposición en los medios, su principal modo de subsistencia.
Pero espere, al individuo este se le ocurre otra “explicación” para el hecho de que su pana haya sido severamente criticado por algunos de sus compatriotas del lado de acá del charco: es que Denis, dice él, no es ni “investigador” ni “académico” y se excedió al presentarse como si lo fuera, pues “no conoce a fondo el tema sobre el cual escribe”.[vi] Por esa razón, por su falsa representación, dio lugar a que los que sí investigamos y publicamos escrupulosa y disciplinadamente nos percatáramos de inmediato de lo que él opta por denominar “inexactitudes” y “escasez de fuentes”,[vii] que en efecto las hubo. Ante semejante defensa cualquiera exclamaría: “¡Por favor, no me defienda, compadre!”
Agrega, con signo de admiración, que se le cuestionó a Denis “¡hasta la precisión en la cita que utilizó como título de su libro!”[viii] Esta afirmación denota una clara actitud de escaso respeto por la verdad ―ya sea histórica o de otra índole― por parte de Falcón, pues es evidente, según lo revelan informes de prensa de la época, que Denis alteró por pura utilidad propagandística una cita directa de un personaje de la Historia. Nos hace ver Falcón que nada importante es alterar unos hechos con tal de que sirvan un propósito comercial del cual se derive lucro.
El editor del boletín del NiLP no estaba conforme todavía y aprovecha su ventajoso cargo para aludir directamente a mi persona, lo que ni siquiera Denis ha tenido la iniciativa de hacer todavía. Dice él que puede comprender “que un tipo como Pedro Aponte Vazquez (sic), que ha escrito varios libros sobre Albizu y asuntos relacionados, súbitamente despierte para ver que un abogado de El Barrio como Denis reciba toda esta atención desde su primer intento de escribir sobre el mismo asunto!”[ix] El tipo este desconoce dos hechos fundamentales en lo que a esa afirmación respecta: la amplia divulgación que recibieron desde mediados de la década de los 80 los hallazgos de mis investigaciones sobre la muerte de Albizu, así como mi desenterramiento del caso Rhoads y mi teoría de que este puede haber sido el autor intelectual de las torturas que denunció Albizu.
Falcón, cual chulo de la pobreza, demuestra estar en la creencia de que quien se dedica a la investigación histórica, incluso la de implicaciones abiertamente políticas y contrarias al régimen, tiene como fin enriquecerse materialmente. Poco o nada sabe el pobre sobre los riesgos y las represalias a las que uno se expone y los gastos en los que incurre cuando, como este guerrillero de las letras, hace su labor sin respaldo de instituciones privadas ni gubernamentales ―y hasta sin empleo remunerado. Desde luego que Nelson Denis, con su historial de afiliación con un bufete de abogados de la Ciudad de Nueva York que fue fundado y manejado por el padre de la CIA, probablemente tuvo y tiene a su disposición un enorme andamiaje publicitario que muy discretamente financia y maneja su mercadeo y el de su libro con metas políticas a largo plazo que podrían no ser afines con los de esa “izquierda”. Operando en la oscuridad, esa secreta, sigilosa y eficaz entidad aparentemente logró persuadir a independentistas en Puerto Rico a creer que, toda vez que el libro contiene algunas verdades, era su deber apoyar su mercadeo aunque distorsiona nuestra Historia y encima difama y ridiculiza a Albizu.
La arrogancia de este energúmeno, quien bajo ninguna definición es representativo de la nación puertorriqueña y ni siquiera de su diáspora allá –pues dijo Albizu que “la patria la representan quienes la afirman”–, llega al extremo de decir que “los nuyoricans” tienen el derecho de “cambiar la historia de Puerto Rico”.
Veamos lo que dijo este oportunista: “A medida que Denis trabaje en la versión española del libro, veremos si hace algunos cambios basados en las críticas académicas presentadas, pero dudo que esto vaya a alterar su principal línea argumentativa o el derecho de los nuyoricans a interpretar, así como a cambiar la historia de Puerto Rico”.[x]
[i] http://www.nilpnetwork.org/NiLP_Review_-_July_26_2015.pdf, págs. 5-6, accedido 4 junio 2016.
[ii] “Now it appears that Denis is experiencing a backlash, but not from the right as one would expect but from the Puerto Rican left on the Island!”
[iii] https://www.linkedin.com/in/angelofalcon
[iv] “One explanation is that Denis, as a Nuyorican, crossed the line in writing on a subject seen as the sole purview of the left in Puerto Rico.
[v] “Another is that it comes from envy given Denis’ great success in promoting the book and its ideas so widely..”
[vi] Then there is the explanation that it is disciplinary in nature — although Denis may have oversold his credentials as a researcher, the fact is that he isn’t an academic and really has no published track record in studies related to his book.
[vii] A lot of the criticisms he got from academics had to do with inaccuracies in his facts and poor sourcing (questions were even raised of the accuracy of the quote that Denis used as the title of the book!).
[viii] Ibid.
[ix] “I mean, I can see where a guy like Pedro Aponte Vazquez, who has written several books on Albizu and related subjects, all of a sudden wakes up to see some El Barrio lawyer like Denis get all this attention from his first try at the same subject!” Emphasis added.
[x] Emphasis added. “As Denis works on the Spanish version of the book, we’ll see if he makes any changes based on the academic critiques presented, but I doubt if this will alter his main line of argument, or the right of Nuyoricans to interpret, as well as change, Puerto Rican history.”